Lecciones olvidadas
Aristóteles explicaba hace siglos, en su Política, que las tiranías tienen tres objetivos muy claros: que los ciudadanos piensen poco, que se enfrenten unos a otros y que no actúen. El desconocimiento de estas verdades como puños, de éste y de tantos pensadores que pensaron en favor del pueblo es una de las cosas que más desesperan. La transformación de la Historia de la Filosofía en una asignatura optativa -uno de los regalos que nos deja la LOMCE del PP- abundará en ese olvido trágico, en este aborrecimiento general de la política que estamos viviendo, indiferentes y estólidos…
Pero no es solo el mangoneo con asignaturas o itinerarios educativos, ni siquiera con leyes canallas como esta de Educación en España que mencionaba (al fin y al cabo, yo he conocido 8 y he sobrevivido a todas), no. Es el desaprovechamiento culpable de este cúmulo de datos, experiencias y pensamientos que -aún- hay accesibles para todo el mundo en Internet. No digo ya la obra de Aristóteles, sino los elementos de la Geometría de Euclides, las obras completas del ilustrado Feijoo, magníficas entradas científicas… Un saber acumulado que hace tan fácil la autoinstrucción. Ya no hay que ir a sacar libros de la Biblioteca Pública como hicieron los pocos héroes autodidactas de las clases trabajadoras que nos ha sido dado conocer, de forma directa o indirecta, a través de la literatura misma. Como esos trabajadores alemanes y checos cuyo emotivo retrato nos legó Peter Weiss en su Estética de la resistencia, quedándose dormidos de cansancio en su pupitre de la escuela nocturna…
Recordemos: que pensemos poco, que compitamos entre nosotros, que no actuemos… ¡Sería tan fácil contradecir y desengañar esas aprovechadas expectativas que tienen las tiranías respecto a nosotros. Es tan fácil leer con provecho las lecciones del viejo maestro griego, y pensar y no competir y actuar!
Religiones, iglesias, Iglesias
A mi juicio -como gustaba de decir Felipe González- mezclas habitualmente religión / iglesia; no solo tú, claro. Los griegos más antiguos, pueblo sensato donde los haya tenían religiones versátiles y adaptativas (los demonios o ángeles familiares, que los romanos llamaban lares y penates, eran de veneración universal, como debe ser: la casa y los antepasados) en la que convivían en armonía dioses, dioses menores, diosecillos, héroes un poco al gusto de cada cual… Pero no tuvieran iglesias ni curas hasta la época imperial alejandrina, que ya necesitaba el apoyo de hermandades y sacerdotes y monjas de sus templos para el control de la gente. Un viejo camino que ya conocemos.
Como tú eres un hombre muy leído, recordarás los sorprendentes testimonios de las primitivas comunidades de cristianos-aún-no-iglesia que desvelan los manuscritos del Mar Muerto, Nag Hammadi y todos esos pecios que nos han llegado. El cristianianismo-ya-iglesia, de Constantino para acá, es lo que criticamos y debemos criticar sin ningún tipo de ambigüedad. La iglesia compañera siempre de los estados, ángel custodio del pensamiento de la gente.
La española es particularmente impresentable, desde… Desde siempre, desde el montaje de Santiago hasta los cruzadistas que sacaban a Franco bajo palio y llevaban el santolio a los fusilamientos. La actual, la de los chollos económicos, la de los chanchullos …
… Las masas rocieras ¿son iglesia o Iglesia?, las partidas de la porra anti aborto ¿son iglesia o Iglesia? Quiero decir que, más allá de la jerarquía, cuando una religión se institucionaliza ¿sigue siendo religión o ya es iglesia? Un credo articulado, una ética establecida, unos límites que marcan la heterodoxia (sit anatema!)… No sé yo; a mí me sigue pareciendo que esos matices -tan jesuíticos, por otro lado- que estableces no ayudan a entender lo que me parece que es el pecado original de las religiones monoteístas y las iglesias o Iglesias que, forzosamente, nacen y proliferan con ellas: la alianza con el poder, la cosificación de unas creencias o consuelos indecisas pero vivas, en unos estatutos, el proselitismo. Y estirando, la movilización, el heroísmo o el martirio. Piensa uno.
Los trabajos de Persiles y Sigismunda
Estos días estoy engolfado en Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Una historia septentrional, la última novela de Cervantes -en la bendita edición exenta que acaba de sacar Jesús Munárriz en Hiperión-, y en el luminoso estudio que le dedicó Michael Nerlich, El Persiles descodificado. La Divina Comedia de Cervantes. El Persiles ha sido víctima siempre de una exégesis malintencionada que nos presentaba a un Cervantes finalmente convertido a la ortodoxia de la Contrarreforma, y ha impedido una lectura limpia e ingenua de esta historia llena de simbolismos y utopías, mucho más que una novela de aventuras.