Playing

I am fascinated by the English verb "to play".  He has a seductive polysemy that makes him oscillate between playing a game and musical interpretation.  The two contents are contagious, as in the real world: the game, subject to guidelines, rules and rhythm, and the music extracted from an instrument with which it is also "played", because creation is, above all, game and fun…

Nos sobran lágrimas, nos sobra alegría

Recordando, con este fragmento, una interesante -o eso cree uno- reflexión que dedicamos a la moral anarquista según Kropotkin hace unos años. La enlazo abajo.

El tercer elemento del triángulo de la moral anarquista es el más delicado de razonar, pero es al que Kropotkin dedica quizá más espacio. Es un principio que rehuye incluso un nombre, de tal manera que su concepto mismo resbala entre ellos: magnanimidad, desprendimiento, deber, magnificiencia… Incluye a veces el sacrificio. Pero pese a lo que parece, es un concepto que se hincha de alegría, fuerza, energía desbordadora. Hay unas palabras (de Guyau, un hoy desconocido autor francés) que el príncipe anarquista repite en varias ocasiones: “nos sobran lágrimas, nos sobra alegría”. Para repartirlas, pues:

Toda energía acumulada ejerce presión sobre los obstáculos colocados ante ella. Poder obrar es deber obrar. Y toda esa obligación moral, de la cual se ha hablado y escrito tanto, despojada de toda suerte de misticismos, se reduce a esta verdadera concepción: la vida no puede mantenerse sino es a condición de esparcirse. (…) Lo mismo le sucede al ser humano cuando está pletórico de fuerza y de energía. La fuerza se acumula en él; esparce su vida, da sin contar, sin lo cual no viviría; y si debe perecer, como la flor, deshojándose, no importa: la savia sube, si la hay.
Sé fuerte: desborda de energía intelectual y pasional, y verterás sobre los otros tu inteligencia, tu amor, tu actividad.
He ahí a lo que se reduce toda la enseñanza moral, despojada de las hipocresías del ascetismo oriental.

Vida salvaje

La idealización de la “vida salvaje” nos lleva a muchos equívocos . El pacto brutal de los perros y los hombres, ha hecho que estos lejanos descendientes del lobo hayan transgredido leyes naturales como atacar y matar a miembros de su especie a cambio de comida y protección. Basta, para entender la segunda naturaleza adquirida junto a nosotros,  ver la placidez con que duerme un animal doméstico en su casa humana, sin ese miedo y alerta continuos a que los somete el hambre y el acecho de los depredadores. La vida ahí fuera puede ser un auténtico infierno…

Europa, Palestina y las brujas de Salem

“Proctor: ¿Tú le darías esa mentira? Dilo. ¿Tú les regalarías ese embuste? No, tú no. Aunque te estuvieran quemando con unas tenazas de fuego, no lo harías. Está mal. Pues bueno. Está mal, pero voy a hacerlo”

Europa, Palestina y las brujas de Salem – Viento Sur

Imagen/foto

Por Miguel Urbán

Este es uno de los fragmentos finales de la obra de teatro de Arthur Miller sobre la persecución y juicios en 1692 contra las llamadas brujas de Salem, una pequeña localidad de Massachusetts. Una alegoría con la que Miller pretendió retratar la fiebre persecutoria y represión que azotó a EE UU en la década de 1950 en contra de la supuesta infiltración marxista en la sociedad norteamericana. Una auténtica caza de brujas moderna emprendida por el senador republicano Joseph McCarthy con acusaciones infundadas, denuncias, interrogatorios públicos, procesos plagados de irregularidades, listas negras y represión que generaron un ambiente de paranoia contra cualquier opinión disidente o diferente, propiciando un proceso de recorte de libertades conocido posteriormente como macartismo.

Pues bien, 70 años después de que Miller escribiera su obra sobre las brujas de Salem, parece que al otro lado del Atlántico, en Europa, estamos viviendo una nueva caza de brujas. Una nueva fiebre macartista. Un virus autoritario que lleva tiempo incubándose en el viejo continente, pero que afloró con especial virulencia el año pasado contra cualquiera que disintiera del discurso oficial de apoyo a la guerra de Ucrania. El mensaje era claro: la deriva militarista europea no es cuestionable.

Mary Cassatt: “The letter”, 1891

Mary Cassatt, la pintora impresionista que expulsó de sus cuadros a las mujeres que brillaban como objetos
  •  La artista rompió la relación de sumisión que perpetuaban el resto de pintores impresionistas: las mujeres que pinta no son objetos sexuales, las retrata como sujetos con una vida propia
  •  Las pintoras impresionistas tuvieron dificultades para acceder a los mismos espacios que los hombres, por ello la mayoría de las artistas pintaban casi exclusivamente lugares que la sociedad consideraba femeninos

Las cuatro estaciones (Arcimboldo)

manuel-jf@hub.volse.no

Las cuatro estaciones (en italiano: Quattro stagioni) es una serie de cuatro cuadros pintados por Giuseppe Arcimboldo en 1563, en 1572 y en 1573. Fueron ofrecidos a Maximiliano II Habsburgo en 1569, acompañados de Los cuatro elementos (pintados en 1566). Se acompañaron con un poema de Giovanni Battista Fonteo (1546-1580), que explicaba el sentido alegórico.

Cada cuadro está constituido por un retrato de perfil, compuesto de objetos que recuerdan la estación, alusivos, sobrepuestos en sentido de combinación simbólica con semejanza humana.

"La vida se hizo verbo", por Víctor Gómez Pin

(…)

De entre las muchas concepciones divergentes del hecho lingüístico, tiene importancia mayor la polaridad entre la concepción ambientalista y la concepción innatista. La primera considera que al igual que un niño aprende a nadar o a usar instrumentos, aprende asimismo a hablar. El aprendizaje del lenguaje sería una expresión entre otras de las capacidades cognitivas del animal humano.  Estas capacidades no sólo dependen del contexto (cosa que también acepta la posición innatista), sino que en gran medida son forjadas por el contexto. Lo verdaderamente específico del lenguaje no se daría en el ser humano que viene al mundo, sino que le sería transferido desde el entorno social en el que se mueve.

Por el contrario, la posición innatista, sin negar la importancia del entorno, considera que al abrirse a la lengua materna lo que un niño efectúa es implementar, en un marco cultural concreto, unas capacidades heredadas, que comparte con los demás seres humanos y sólo con estos. Aprende una lengua determinada, como resultado de que los datos característicos de la misma responden a la estructura general que ya posee.  Por ejemplo: siendo ese niño portador potencial del conjunto de elementos fonéticos de cualquier lengua, ello le permite reconocerse por igual en la fonética del inglés o del chino, aunque ciertamente si se concentra solo en una de ellas…  progresivamente perderá su potencialidad de implementar la otra. De hecho, también los ambientalistas se ven forzados a aceptar que únicamente el ser humano se halla biológicamente dotado para aprender a hablar, y ello en razón del fracaso de las tentativas por lograr que un delfín o un chimpancé   adquieran el mínimo de recursos lingüísticos que un niño adquiere con toda facilidad.  

Como antes decía hay en estas columnas un sesgo a favor de la tesis innatista, pero más allá de la dificultad para seguir a los lingüistas en los meandros de sus discusiones técnicas, el soporte de esta reflexión no es otro que el estupor que provoca el singularísimo hecho del lenguaje, es decir, un filtro que mediatiza toda presencia exterior e interior y que, en razón de ello, parece realmente tener la dignidad de ese verbo que, según el mito, un día tomó forma de hombre.

No cabe racionalmente discutir sobre si el verbo se hizo carne, pero siendo, como es, indiscutible que nosotros representamos una singular vida de la cual emerge el verbo, cabe perfectamente preguntarse cómo tal cosa ocurrió. Cabe preguntarse por la razón de que en el registro genético se operara esa revolución por la cual a los instintos que reflejan simplemente la tendencia de la vida a perseverar, se sumó el referido «instinto de lenguaje», tendencia no tanto a conservar la vida, como a conservar una vida impregnada por las palabras.  Y el carácter subversivo de este nuevo instinto se refleja en el hecho de que puede llegar a no ser compatible con los instintos directamente vitales, tal como sucede cuando, bajo amenaza de tortura o muerte, un ser humano no traiciona convicciones forjadas en la complicidad de una palabra compartida.

Apostar por una legitimación genética de la hipótesis según la cual el hombre, y sólo el hombre, posee un dispositivo que lo capacita para el lenguaje, equivale apostar por el peso de las palabras, sin por ello hipotecarlas buscando su matriz en un ser trascendente. Palabras quizás sin Dios, pero no por ello menos portadoras de una promesa de plenitud de la cual es indicio la disposición de espíritu de narradores y poetas en el acto creativo.  Nuestra condición de seres de palabra posibilita que, con plena lucidez, repudiando toda esperanza incompatible con el buen juicio, podamos sentir que nos motivan objetivos no subordinados al mero persistir; podamos sentir que la finitud inherente a los entes naturales y por consiguiente también a los seres vivos, siendo lo inevitable, no es sin embargo lo único que cuenta.

#^La vida se hizo verbo – El Boomeran(g)

Imagen/foto

Gallo rojo, gallo negro

Esta canción es original de Chicho Sánchez Ferlosio. Aquí transcribimos la versión de Silvia Pérez Cruz, ligeramente distinta y, después, la de Ferlosio. El vídeo que añadimos al final es de una espectacular actuación de Silvia Pérez Cruz.

Cuando canta el gallo negro
Es que ya se acaba el día
Si cantara el gallo rojo
Otro gallo cantaría (cantaría)
Si cantara el gallo rojo
Otro gallo cantaría

Ay, si es que yo miento
Que el cantar de mi canto
Lo borre el viento

Ay, que desencanto
Si me borrara el viento
Lo que yo canto

Se encontraron en la arena
Los dos gallos frente a frente
El gallo negro era grande
Pero el rojo era valiente
El gallo negro era grande
Pero el rojo era valiente.

Ay, si es que yo miento
Que el cantar de mi canto
Lo borre el viento
Ay, qué desencanto
Si me borrara el viento
Lo que yo canto.

Se miraron cara a cara
Y atacó el negro primero
El gallo rojo es valiente
Pero el negro es traicionero.

Ay, si es que yo miento
Que el cantar de mi canto
Lo borre el viento.

Ay, qué desencanto
Si me borrara el viento
Lo que yo canto.

Gallo negro, gallo negro
Gallo negro te lo advierto:
No se rinde un gallo rojo
Más que cuando está ya muerto
No se rinde un gallo rojo
Más que cuando está ya muerto.

Ay, si es que yo miento
Que el cantar de mi canto
Lo borre el viento.

Ay, qué desencanto (desencanto)
Si me borrara el viento
Lo que yo canto.

Grabado el 2 de Febrero de 2012 en Barcelona, en la presentación del disco ENTRE TIERRAS de la orquesta de percusión ibérica COETUS. SILVIA PÉREZ CRUZ, voz

Letra original de Chicho Sánchez Ferlosio:

Cuando canta el gallo negro
es que ya se acaba el día.
Si cantara el gallo rojo
otro gallo cantaría.

Ay, si es que yo miento,
que el cantar que yo canto (1)
lo borre el viento.

Ay, qué desencanto
si me borrara el viento
lo que yo canto.

Se encontraron en la arena
los dos gallos frente a frente.
El gallo negro era grande
pero el rojo era valiente.

Se miraron cara a cara (2)
y atacó el negro primero.
El gallo rojo es valiente
pero el negro es traicionero.

Gallo negro, gallo negro,
gallo negro, te lo advierto:
no se rinde un gallo rojo
mas que cuando está ya muerto.

(1) Sílvia Pérez Cruz canta «que el cantar que yo cante».

(2) Sílvia Pérez Cruz canta «se miraron a la cara».

Miradas

La vista es el sentido humano por antonomasia: por decirlo en francés, con una palabra muy asentada y conocida, somos “voyeurs”. Con la mirada nos comemos el mundo, literalmente. Los renacentistas tenían una elaborada teoría sobre el amor en la que los ojos inoculaban la enfermedad: no hay miradas inocentes…. Pero hay también una mirada interior encargada de ver lo invisible, de adivinarlo, y en ese sentido somos “voyants”, videntes. Esos ojos ilocalizables marcan el destino del poeta o del artista, su señal de Caín que lo convierte en habitante del ensueño, ese mundo sonámbulo que es nuestra verdadera patria…