Moebius

Los días de verano son tan largos y la pereza nos invade de tal manera que me veo haciendo cosas que no hacía desde mi infancia. Por ejemplo, pelar manzanas sin que la monda se rompa en ningún tramo: entera, de principio a fin. Después, junto los extremos tras torcer la tira y contemplo extasiado una hermosa cinta de Moebius. Es una tarea difícil, que tardé mucho en aprender. Mi hija me mira, admirada.

También me tumbo en el césped para contemplar las nubes, recortadas sobre el límpido cielo azul de estos días. Sus formas caprichosas y blandas me reblandecen también por dentro, con los ojos húmedos, y pienso por un momento, , como en el verso de Guillén, que el mundo está bien hecho…

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