Tenedores y horcas

En el libro La España vacía, de Sergio del Molino -que recomiendo vivamente- entendemos por qué el español es la única lengua que llama “tenedor” al tenedor, frente a las demás lenguas románicas (y anglogermánicas): en catalán es “forquilla”, en inglés “fork”, en francés “fourche”, en italiano “forchetta”… ¿Por qué en español no se denominó a este entonces moderno y exótico utensilio -el uso campesino era la navaja para el queso y la cuchara para todo lo demás- con el nombre de la herramienta rural -“horca”, en castellano; en latín “furca”-  como hicieron las lenguas romances que nos rodeaban? Dice Sergio del Molino que porque en nuestra élite o casta renacentista no soportaban que su objeto de uso cotidiano se llamara igual que un apero de labranza. “Tenedor”, es “el que tiene”, naturalmente, como leemos en el DRAE:

1. m. y f. Persona que tiene o posee algo, especialmente la que posee legítimamente alguna letra de cambio u otro valor endosable.

horcasUn antiguo vecino que había vivido siempre en el campo solo usaba navaja para comer, incluidas las legumbres. Yo, niño, flipaba con su habilidad. Para el caldo, por ejemplo, bebía del mismo plato, sin que yo lo viera mancharse nunca en ninguna de  aquellas vertiginosas operaciones en las que el tenedor estaba siempre ausente…

La desconfianza popular hacia este utensilio, propio de “los que tienen”, explica que hasta el siglo XIX, en Barcelona, no se abriera la primera fábrica de tenedores en España. Aún entre las élites no se generalizó hasta el XVIII. Se sabe, por ejemplo, que Carlos V y algunos de sus nobles lo usaban, pero se lo traían de alguna ciudad de la parte alemana de su imperio y en su corte lo consideraban una extravagancia. Luis XIV comía aún con los dedos…

La “selección natural” de las palabras en la diacronía de una lengua delata en ocasiones, como en este caso tan llamativo, el darwinismo social paralelo y complementario. Nuestro cotidiano tenedor es consecuencia del tabú de la horca campesina, que tantas veces hemos contemplado en la iconografía de las rebeliones y revoluciones contra los señores tenedores de toda la vida…